(A propósito de una huelga senderista en el
profesorado peruano)
José Ramos Bosmediano.
Profesor de Filosofía y Ciencias Sociales, ex
Secretario General del SUTEP (Perú), miembro de la Red SEPA (Canadá).
Candidato a Presidente del Gobierno Regional de Loreto 2014
Actualmente asistimos en el Perú a una nueva “huelga de profesores” bajo
la dirección de Sendero Luminoso, iniciada el 20 de junio en las regiones de
Cusco, Puno, Lambayeque, Apurímac, Ancash, Huancavelica, Ucayali y Junín. Se
trata de una huelga de profesores entre comillas porque es parcial en las
indicadas regiones y mucho más parcial si comparamos el Perú con sus 26
regiones, con el agravante de que en Lima, donde se concentra la tercera parte
del magisterio peruano en actividad, no hay ninguna paralización. Pero
debe considerarse también las comillas porque la organización que dice
representar a los maestros peruanos, el CONARE, no es un sindicato sino una
simple fachada política de Sendero Luminoso y su brazo político denominado
MODADEF, cuya existencia tiene, como único objetivo, la liberación de Abimael
Guzmán Reynoso y el grupo de senderistas condenados y presos por crímenes de lesa
humanidad, además de otros delitos, exactamente condenados por uno de los
motivos de carcelería de los ladrones y criminales Alberto Fujimori y Vladimiro
Montesinos. Así como pretenden participar en las elecciones generales, también,
desde el plano sindical, sus objetivos son las reivindicaciones políticas de
sus jefes. Las reivindicaciones que los maestros peruanos reclaman son,
para los senderistas, mera coartada.
Una pequeña historia de los absurdos infantiles de
Sendero Luminoso en los gremios
Para quienes hemos confrontado con Sendero Luminoso en el plano de las
ideas, sobre todo al interior del Sindicato Único de los Trabajadores en la
Educación del Perú (SUTEP, fundado en 1972), la conducta actual del senderismo
no es una novedad. Siempre ha jugado al radicalismo infantil, en el
sentido marxista de la frase (Marx, Lenin y Mao), de tal manera que sus
propuestas de paros o huelgas siempre pretendían adelantarse en las fechas a
las que se aprobaban en los eventos del sindicato.
Asimismo, cuando se discutía el desenlace o finalización de cada huelga,
los senderistas señalaban que para suspenderlas habría que conquistar todo el
Pliego de Reclamos, de manera que, para su absurda concepción de la táctica,
todas las huelgas del SUTEP han sido traicionadas. Pero nunca han
calificado de traicionadas las huelgas de sendos sindicatos de la clase obrera
donde ellos, hasta 1988, ejercían la dirección, pues finalmente perdieron esos
gremios y estos dejaron de funcionar porque sus huelgas eran de duración infinita:
los sindicatos “luchaban tanto” que, al final, desaparecían de la escena.
Es también un buen ejemplo de su conducta la mostrada cuando se
suspendió la huelga magisterial de 1978 con la firma de un Acta de Compromiso
según la cual la dictadura de Morales Bermúdez aceptaba el cumplimiento
del Pliego de Reclamos del SUTEP y los dirigentes senderistas que integraban el
Comité Nacional de Lucha estaban de acuerdo con esa negociación SUTEP-Gobierno;
sin embargo, cuando el régimen incumplió su compromiso, Abimael Guzmán dio la
directiva para que sus huestes califiquen como traidores a los dirigentes del
SUTEP bajo la Secretaría General de Horacio Zeballos Gámez.
Otro ejemplo: cuando me cupo ejercer la Secretaría General del gremio,
la propuesta senderista fue iniciar la huelga nacional indefinida de
1991 (consigna central de esa huelga magisterial: ¡PRIMERO SON LOS NIÑOS
Y NO LA DEUDA EXTERNA!) que ella debiera de realizarse desde el primero de
marzo de ese año frente a la anulación de los derechos de los maestros por el
hasta entonces gobierno constitucional del fujimorismo; es decir, proponían el
absurdo de empezar la huelga antes de la matrícula escolar, una circunstancia
que hubiese permitido al régimen enfrentarnos con más fuerza con los padres de
familia y facilitar el traspaso de estudiantes hacia las escuelas privadas,
objetivo fundamental de la privatización educativa que el fujimorismo preparaba
desde el shock del 8 de agosto de 1990.
Tanto durante la lucha del magisterio peruano por la conquista de una
Ley del Profesorado (Ley 24029) en 1984 como durante la lucha huelguística de
1990 para modificar y perfeccionar dicha Ley (se conquistó la ley modificatoria
25212 y un nuevo Reglamento), los senderistas, desde su “guerra popular” y su
“equilibrio estratégico”, afirmaban que “la ley no se come”, demostrando no
solamente su desprecio a las aspiraciones de las masas trabajadoras, sino,
principalmente, una ignorancia total sobre las orientaciones estratégicas y
tácticas de las fuerzas revolucionarias y progresistas en la conducción del
movimiento social, incluso cuando se trata de la conquista de reivindicaciones
concretas.
Es sintomático que el senderismo haya ido perdiendo presencia en el
magisterio y en el movimiento estudiantil universitario durante las décadas
1980 y 1990, precisamente cuando ellos afirmaban encontrase a las puertas de la
toma del poder, cuando lo que sucede en todos los movimientos revolucionarios
triunfantes es al revés: el movimiento de masas, en sus formas sindicales y populares,
es ganada a la lucha por el poder, se multiplica y expande hasta convertirse en
factor decisivo para acorralar a la clase dominante, se convierte en reserva
social para la lucha decisiva. Resulta que el senderismo, cuanto más
pregonaba el “equilibrio estratégico”, más se aislaba de los trabajadores,
campesinos e intelectuales progresistas. Es que el senderismo nunca fue una
alternativa correcta para las masas; ni fue un partido revolucionario
marxista. Hasta el pensamiento de Mao estuvo puesto de barriga, pues el
revolucionario chino en ningún momento mandó matar a los componentes del
pueblo, tampoco a los de las clases dominantes, pues los que murieron fueron
quienes participaron en los combates, como producto del enfrentamiento y no de
decisiones salidas de una “necesidad” de matar, incluso a componentes de
fuerzas de izquierda no dispuestas a hacer suya la aventura militarista del
senderismo. Para Sendero Luminoso no había mejor heroicidad que matar a
personas indefensas, fuera del contexto de la lucha de clases entre oprimidos y
opresores. Desde esta concepción (la violencia purifica, diferente a decir que
constituye la partera de la historia) se explica las matanzas de Sendero
Luminoso, como las matanzas del Grupo Colina de Fujimori y Montesinos.
Desde principios del presente siglo el senderismo empezó a reactivarse
nuevamente en el SUTEP, especialmente durante la huelga nacional del gremio del
2003. Desde entonces empezó recuperar los escenarios que había perdido en
la confrontación con la fuerza política que tiene mayoría en la dirección del
SUTEP. No solo empezó a recuperar, sino a ampliar su hegemonía en
aquellas zonas. Tuvo a su favor la falta de un debate permanente, de un
deslinde en el seno de los maestros, en las bases. El senderismo dejó de
asistir a los eventos del SUTEP pero se concentró en las propias filas de los
maestros, levantando las aspiraciones de estos con la misma radicalidad con la
que se luchó en la década de los 70, 80 y 90 para unificar a los maestros y
enfrentar a los dueños del poder que se niegan a resolver los álgidos problemas
económicos, sociales y profesionales de los docenes peruanos. Cuando el diálogo
se convierte en el medio privilegiado de la relación con la patronal pero no
produce más que una larga espera, en los trabajadores se genera una
comprensible decepción. La prédica radical, aun cuando sea muchas veces
descabellada y carente de una orientación adecuada para la lucha sindical,
encuentra recepción. Es lo que está ocurriendo hoy con la orientación de
Sendero Luminoso y su confrontación con la dirección del SUTEP.
Los factores favorables para el senderismo
El primero está en las profundas desigualdades económicas, sociales y
culturales que ocurren en el Perú, producto del capitalismo neoliberal que se
ha impuesto y que las clases dominantes consideran como el único modelo
posible, la clave del progreso, el desarrollo y la modernidad, concepción que
se ve con mayor claridad en el caso del Proyecto Conga en Cajamarca. Esta
desigualdad nos está arrastrando a una polarización social aunque con escasa
polarización política, pues no hay una fuerza opositora de izquierda capaz de
ganar a las más amplias capas de la población descontenta a posiciones de
izquierda que vayan más allá de las poses liberales socialdemócratas. En
este escenario el senderismo sigue apareciendo como una opción de lucha
“consecuente” para segmentos de trabajadores desesperados por su situación de
precariedad salarial, y mucho más cuando desde los gobiernos, la prensa vendida
y hasta cierta capa intelectual son injustamente vilipendiados y culpados como
autores de la actual crisis educativa. Si hay alguien que se levanta
contra este oprobio sin concesiones contra los opresores, indudablemente puede
ser no solamente escuchado, sino considerado como “líder natural” para su
lucha. Con todas las absurdas orientaciones de Sendero Luminoso en el magisterio
peruano, está cumpliendo el papel que otras fuerzas no hacen con suficiente
fuerza.
El segundo factor es el tipo de deslinde que la derecha desde el
gobierno, la prensa y otras instancias institucionales ha venido presentando
para combatir a Sendero Luminoso. Estos sectores, preocupados más por
derrotar a los sindicatos que luchan, ha tomado el enfrentamiento con SL como
un medio para sus objetivos antisindicales. Sus acusaciones a los gremios
como infiltrados por Sendero Luminoso y prueba, por tanto, de su ilegitimidad
para representar a los trabajadores, no ha hecho más que favorecer al
senderismo, como cuando los apristas durante la huelga magisterial del 2003
dieron cabida a Huaynalaya en su propio local de Alfonso Ugarte por que los
“sectarios” de “Patria Roja” no les daban cabida en su local. En ese mismo
deslinde la derecha y ciertos dirigentes sindicales y políticos de izquierda
creen ingenuamente que derrotarán al senderismo acusándolo de “criminales”, sin
definir bien que concepción les lleva a ese tipo de comportamiento. El título
del reciente libro del antropólogo Portocarrero “Profetas del odio”
puede describir acertadamente la conducta senderista, pero da la connotación de
la unilateralidad en el análisis del problema, lo que se convirtió en un factor
de mayor cohesión de los senderistas. No se debe olvidar que las masas,
cuando buscan sus reivindicaciones, no se sujetan a los “escrúpulos” de las
clases dominantes ni de ciertos intelectuales “decentes” y “académicos”; ellas
siguen a los más dispuestos a reivindicarlos con su lucha. Si el deslinde se
hubiese dado, durante el lago período de fundación y consolidación del SUTEP
apelando a los insultos contra Sendero Luminoso, este no hubiese sido
arrinconado en el magisterio. Hoy parece que ha ganado más cuerpo que en sus
mejores años de actividad político-militar. Pero la derecha es no
solamente reaccionaria, sino torpe, pues en estos momentos viene presentando en
el Parlamento un proyecto de Ley para que los condenados por “terrorismo” sean
inhabilitados políticamente de por vida, lo que no proponen ni para los
ladrones del Estado ni para los narcotraficantes. ¡Cómo se nota su miedo
o su incapacidad para debatir con Sendero Luminoso!
El fracaso de Sendero Luminoso
Las revoluciones triunfantes son aquellas que se sustentan en una teoría
revolucionaria y en una práctica coherente con ella. Sendero Luminoso
surgió, qué duda cabe, como una fuerza con pretensiones revolucionarias, como
toda organización basada en el marxismo. Que su interpretación
distorsionada de la teoría le haya conducido a donde se encuentra hoy, es parte
de las contradicciones que ocurren entre la teoría y la realidad, entre las
leyes objetivas de la revolución y la equivocada percepción de esa realidad y
las propuestas para cambiarla.
Lo anterior se nota, inclusive, cuando se estudia las contradicciones
entre los dos principales partidos durante el proceso de la revolución
francesa. Si en ese proceso hubiesen dominado los girondinos con
Mirabeau y no los jacobinos con Rosbespierre, la revolución francesa no hubiese
pasado de ser un acontecimiento pasajero, episódico. Por algo en América
Latina la única revolución triunfante, hasta hoy, es la cubana, basada en la
teoría de la lucha de clases y el manejo de la estrategia y la táctica con
mucha solidez científica, marxista-leninista, como lo demuestra y explica Fidel
Castro en sus dos últimos libros: “La victoria estratégica” y “La
contraofensiva estratégica”.
El senderismo se aferró, desde sus inicios, a la experiencia
revolucionaria de China bajo la orientación de Mao, en una realidad que podría
haber tenido similitudes en la composición de las clases con la realidad
peruana de antes de 1970, pero que después esa realidad cambió con el derrumbe
y derrota de los terratenientes. Dogmáticamente el senderismo ha
planteado una revolución antifeudal como si el Perú no hubiese cambiado. Pero
contrariamente a este postulado su política de alianzas no se basaba en un
movimiento campesino organizado, ni su supuesto carácter de partido proletario
tenía un sustento real en la clase obrera. Peleó contra todos y los
militares le ganaron la partida organizando las paramilitares “rondas de
autodefensa”. Carecía de amigos en la izquierda porque todos eran
“enemigos del pueblo”, matando a sus militantes.
Su concepción infantil, anarquista y militarista le llevó a la derrota,
de la cual pretende levantarse con los mismos métodos.
Su presencia en el SUTEP buscando “quitar” el sindicato a “Patria Roja”,
es su único objetivo aunque diga defender los derechos de los maestros.
El 29 de mayo Condori estuvo en el evento del SUTEP y, cuando la mayoría
de delegados aprobó el Paro Nacional para el 12 de junio, él decidió decretar
la huelga desde el 20 de junio. No tiene, pues, ninguna consistencia
organizativa, pues si se parte de los principios clasistas es incongruente
incumplir con el acuerdo de las mayorías (principio del centralismo
democrático): anarquismo puro.
Hoy se encuentra haciendo no una huelga del sindicato, sino propia, la
de Sendero Luminoso para buscar la libertad de Guzmán Reynoso y demás
senderistas presos. El resultado práctico es la división del gremio, su
debilitamiento y el caro favor que le hace a la reacción, como ya lo hizo
destruyendo decenas de sindicatos obreros que en algún momento controló, pero
también desorganizando al pueblo urbano y a los campesinos con su irracional
prédica violentista.
Sendero Luminoso está ilusionado con el acatamiento de su huelga.
Pero su anarquismo es su propia derrota. Por un Lado, Huaynalaya y su
grupo, expulsado por traidor; por otro, Condori como nuevo grupo al mando de
Oswaldo Esquivel, quien viene desde la fundación del SUTEP y que fue el
lazarillo de Huaynalaya, pero hoy está en el Comité Nacional del MODAVEF
dirigiendo a Condori.
La primera regla para dirigir una lucha es la unidad de quienes dirigen
y luchan. Si los que dirigen están divididos, simplemente están engañando
a las masas, pues sus problemas personales y de grupo las desorientan. En
el caso de los senderistas, los dos bandos aplican sus propias consignas
sectarias contra sus “enemigos internos”.
Recuerdo mucho que en la huelga nacional de 1991 tuvimos tres
sectores de izquierda en el Comité Nacional de Lucha, uno de ellos, los
delegados senderistas; pero nunca dejamos de estar unidos contra la política
del fujimorismo, aunque, para no olvidar su anarquismo, los senderistas no
quisieron acatar el levantamiento de la huelga a los 109 días, pero su
número se había reducido a una vereda en la Lima de aquel entonces,
gritando para que la prensa los escuche y diga que el SUTEP está dividido o que
Sendero Luminoso dirige el sindicato. Hoy veo a un parlamentario de
Solidaridad Nacional que, en aquel año, era uno de los que, desde un
Canal de TV, repetía como lorito semejantes mentiras.
El fracaso de Sendero Luminoso, en la lucha política y sindical, no se
dará porque le repriman de la peor manera, sino porque sus concepciones sobre
la lucha revolucionaria y la conducción del movimiento de masas son erróneas.
Deslindar con los senderistas obviando esas concepciones y solo insultándoles
de criminales carece de eficacia.
Y finalmente, las condiciones en que se encuentra el Perú propician
también la aparición y cierto desarrollo de movimientos anarquistas y hasta
“terroristas”. El “terrorismo” como categoría política no es un insulto
sino la calificación de ideas y acciones que reemplazan el accionar consciente
de las masas con la actividad violentista, “heroica”. Como dijo Lenin a
fines del siglo XIX, “ese no es nuestro camino”.
El SUTEP no tiene apellido ni sustitución
Una mala costumbre de los anarquistas al interior del SUTEP es formar
grupos con nombre propio. En el caso de Sendero Luminoso, su organización
fue siempre la llamada “Coordinadora Clasista Magisterial”, en la que se
aglutinaban otros grupos anarquistas. Esa fachada se desprestigió y fue
derrotada. Hoy han salido con el CONARE-SUTEP, pretendiendo asignarle el
papel de reconstructora del sindicato.
El CONARE no puede reconstruir nada, pues el SUTEP tiene una estructura
organizativa definida y una orientación clasista establecida desde su
fundación. Que se pueda reorientar su accionar para darle mayor
contundencia programática, que se requiera reorganizar sus bases en cada escuela,
son tareas urgentes y eso puede ser posible sin cambiar la estructura
organizativa ni los principios del sindicato.
El CONARE no está en condiciones de promover esas tareas, pues su propia
concepción anarquista es contraria a toda orientación sistemática. A lo
mucho podría tener hegemonía en algunos lugares, como lo tiene hoy, pero esa
hegemonía no fortalecerá al gremio; más bien facilitará su división y su
liquidación, como ocurrió en los casos que hemos mencionados.
En consecuencia, los maestros peruanos deben unirse más en torno a su
sindicato y, desde dentro, producir los cambios necesarios para dinamizar y
reorientar el trabajo organizativo, la lucha directa y la lucha pedagógica.
El destino del SUTEP no pasa por el CONARE ni por los grupos anarquistas
que se cogen de las banderas de sendero para pescar algo, como viene ocurriendo
con los trotzquistas del denominado Partido Socialista de los Trabajadores
(PST), que está llamando a plegarse a la huelga del senderismo.
Pero tampoco el destino del SUTEP podría estar en las manos de grupos de
derecha o afines, pues esos sectores han sido, muchas veces, aliados
ocasionales de los senderistas con la finalidad de “derrotar a Patria
Roja”. Por los demás, son los culpables reales de la situación precaria
de los maestros, de la educación y del país, pues siempre han sido los
gobernantes de turno.
Iquitos, julio 23 del 2012
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